Cuenta la leyenda que entre 1904 y 1905, apareció en la playa de Icarazhino, en Amontada, Estado de Ceará, Brasil, el cuerpo deshabitado de un hombre, envuelto en cadenas y con una bolsa en la cabeza. A pesar de haber pasado varios días en el mar, estaba en perfecto estado.
Se le dió sepultura ahí mismo y se lo llamó el hombre de la bolsa. Poco tiempo después pareció en la comunidad un desconocido que dijo saber su nombre, y pidió que lo llamaran Serafim.
Los pobladores comenzaron a reverenciar a Sao Serafim, a quien se le atribuyeron toda clase de milagros. Personas de lugares lejanos pidieron ser enterradas ahí con la creencia de que sus cuerpos se conservarían intactos….
Fotografías: Adriana Sierchuk
Texto: Amparo Bernabé